11 agosto 2014

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Principios de la dinámica de grupo.



1. Introducción.

Se le atribuye al psicólogo alemán,  Kurt Lewin, el uso inaugural de la expresión "dinámica de grupoen su artículo: "experimentos sobre el espacio social" (1939). Esta  puede ser comprendida desde dos puntos de vista; por un lado, y como afirma Roger Mucchielli (1971),  como: 

El conjunto de fenómenos psicosociales que se producen en los grupos primarios, y las leyes que los regulan, y el conjunto de los métodos de acción que actúan sobre la personalidad.
Por otra parte, y como la gran mayoría de gente lo comprende, como:
Aquellas técnicas o herramientas utilizadas para someter a los grupos en situaciones controladas con el fin de conseguir un objetivo específico. 
Nuestra reflexión irá más en la línea de la primera cita.

Es justo aclarar que lo que sigue está pensado para dar algunos aportes a todos aquellos líderes juveniles, asesores o acompañantes de procesos, profesores o interesados  que tienen que vérsales con el trabajo con grupos. También es bueno decir que el presente texto fue escrito como marco de referencia para mi participación como facilitador en la primera Capacitación del Departamento del Uso Indebido de Drogas de la Iglesia Católica, en Panamá.

2. Finalidad de la Dinámica de grupo.

"Nos educamos juntos", concluía Freire. Y esto es verdad si consideramos que la pertenecía a un grupo, una tribu o un clan le es natural al ser humano; y si consideramos además que el hombre no puede, como imperativo categórico, desarrollarse verdaderamente como persona a solas. De hecho, no puede ni siquiera darse vida a solas. Por lo tanto, los seres humanos solo pueden conseguir su verdadera humanización, en la medida que integren lo individualidad con lo social.  Ser parte de un grupo y aprender a convivir dentro de este, es para el hombre su vocación primigenia.

Según Jorge Boram, en su libro Curso de Dinámicas para Líderes, nivel 1, afirma que la dinámica de grupo debe tender al menos a una triple finalidad:
  1. Buscar juntos caminos de solución para los problemas.
  2. Contribuir al crecimiento en grupo y en comunidad.
  3. Generar espacios de verdadero diálogo, en los cuales todos participen sin discriminación.
Buscar soluciones, crecer y dialogar, son la base para eso que llamábamos: humanizarnos. Y humanizar no es más que colocar a las personas frente a frente y que de este encuentro resulte, aquello que considero de forma particular, la escénica del ser humano: La comunicación, es decir, eso que no es común a todos. 

En mi artículo Teología de la comunicación I me he detenido a explicar qué entiendo por este término. Resumiendo ese texto afirmo que comunicar lo comprendo como la donación que de sí  hace una persona a otra; es esa capacidad de generar vida por la palabra pronunciada. Porque todo lo que sale de la boca del hombre conecta con el corazón, y por lo tanto,  no hay nada más generador de vida que aquello que habita en los más íntimo de la intimidad, sea expuesto al otro. Todo esto toma sentido cuando leemos el texto bíblico del Génesis 1 y nos damos cuenta que el Dios creador da vida mediante la pronunciación de su Palabra. 

Cerrando este paréntesis, volviendo al tema que nos ocupa y siguiendo la línea de Boram, existen dos reglas que garantizan una buena comunicación dentro de la dinámica de grupo: Hablar con claridad  y Escuchar con atención.
  1. Hablar con claridad, implica:
    • Organizar las ideas, antes de hablar
    • Dar a conocer sin termo el propio punto de vista
    • Respetar la postura del otro
    • Dar tiempo para que el otro también opine.
  2. Por su parte, escuchar con atención presupone 
    • Comprender  lo que el otro quiere decir
    • Asimilar sin prejuicios, la postura del otro
    • Escuchar tranquilamente para entender mejor
    • Ayudar a los más tímido a que den su opinión.
Siguiendo estas sencillas observaciones evitaremos la monopolización de la conversación y la segmentación de los grupos, logrando un verdadero diálogo creciente y en espiral, donde todos los involucrados se sientan tomados en cuenta, generando así, un grupo incluyente y armónico.

3. Elementos para la evaluación dentro del grupo.

Hemos dicho que dentro de la dinámica de grupo se espera que las personas que lo conforman puedan crecer, dialogar y encontrar soluciones juntas. También hemos acotado que estos verbos son objetivos por alcanzar. Por lo tanto, es pertinente la pregunta por el cómo conseguir dichos objetivos.

Algunos de los documentos del Concilio Vaticano II y tres de las conferencias del episcopado latinoamericano, nos pueden dar una respuesta a modo de propuesta para que se dé esa comunicación de la que hemos hablado antes.

El Decreto Conciliar  sobre el Apostolado de los Laicos (Apostolicam actuositatem) en su número 29 dice:
La formación para el apostolado no puede consistir sólo en una instrucción teórica, aprendan poco a poco y con prudencia, desde el principio de su formación, a verlo, a juzgarlo y a hacerlo todo a la luz de la fe, a formarse y perfeccionarse a sí mismos por la acción con los otros y a entrar así en el servicio laborioso de la Iglesia.
En negritas subrayo las tres palabras que nos insinúan el método de trabajo. Pero antes de tratarlo concretamente, hay que hacer notar cómo el Vaticano II, específicamente en la Constitución Pastoral: Gaudium et Spes, da paso a una nueva forma de acercamiento a la realidad y al diálogo pastoral con el mundo. Optando por un método más inductivo, en el cual lo primero es contemplar las realidades terrenas y descubrir en ellas los signos de los tiempos para establecer propuestas de acción. De esta misma forma procedieron los obispos latinoamericanos, cuando en las conferencias de Medellín, Puebla y Aparecida (68, 79 y 2007 respectivamente) oficializaron el Método Ver-Juzgar-Actuar, instituyéndolo como la mejor manera de entrar en un diálogo humilde y respetuoso con el mundo y las problemáticas que conciernen a todos.

El método Ver-Juzgar-Actuar.

No es más que una herramienta inductiva y participativa, con la cual, siguiendo una serie de sencillos pasos, puede lograrse el sano debate de ideas, la resolución de conflictos y el análisis y resolución  de problemas. Veamos cada uno de los pasos expuestos en la siguiente lámina.


Siempre hemos de comenzar dejando que la realidad nos hable sí misma. Intentando, de la forma más objetiva posible, comprender los hechos y las causas que han originado el fenómeno en cuestión. Para   luego, y solamente luego, poder hacer juicios de valor desde la fe o los principios del grupo. De esta relación dialéctica entre realidad y juicios resultarán propuestas comunitarias de acción que deberán de ponerse en práctica, y que al final serán revisadas para evaluar si el problema o situación logró resolverse pertinentemente. 

4. Consideraciones importantes del trabajo en grupo.

Hasta el momento hemos hablado de los fines y formas para que la dinámica de grupo se desarrolle de la mejor manera posible. Pero el grupo, estos grupos de los que estamos hablando, están conformados por personas, que son seres humanos con historias, anhelos, capacidad y limitantes propias que le constituyen dentro del grupo como un individuo único y particular. Son estos individuos los que están al centro de toda la reflexión hecha. Son ellos los  destinatarios y responsables del propio proceso de crecimiento y maduración de sus compañeros. De no reconocer esto, todo lo anterior sería teoría pura inaplicable porque carece de realidad. 

Es por eso que en esta sección, nos centraremos de manera breve en dos campos de conocimiento de las habilidades de las personas que conforman el grupo: El conocimiento del tipo de liderazgo y el conocimiento de las fortalezas de los miembros.

Saber qué tipo de liderazgo es el predominante en el grupo ayudará a determinar cómo se toman las decisiones, cómo se procede con la resolución de conflictos y el tipo de clima grupal que le envuelve. Jorge Boram, el libro ya citado, dice que pueden identificares 4 clases de liderazgos:


Resulta obvio que los primeros tres tipos de liderazgos son dañinos para la dinámica de grupo, ya que van desde el extremo de concentrar la autoridad en una sola persona o subgrupo, hasta diluir la autoridad hasta el punto del desorden, el descontrol y la anarquía. Los liderazgos democráticos, los cuales son ideales, tienden a ser más inclusivos, participativos  y tolerantes, dando espacios para el diálogo y la diversidad de opiniones, generando consenso para tomar decisiones objetivas para el mejor bien de todos.

Ya hemos dicho que las personas poseen individualidad. Por lo tanto, el grupo no puede absorberla. Esto sería un irrespeto, que es contrario a todo lo que hemos resaltado del grupo como lugar para crecer y desarrollarse. Por eso no solo basta con conocer el tipo de liderazgo prevaleciente, sino también y por sobre todo, conocer a cada miembro de grupo y reconocer sus habilidades, sus destrezas, sus fortalezas, así mismo como sus limitantes y carencias.  Este conocimiento ayudará a cohesionar a los miembros del grupo de forma tal que las exigencias serán con base a su propias potencialidades y que se generarán los espacios para mejorar lo que haya que mejorar de cada miembro. El conocimiento del otro, en tanto que otro, garantiza el diálogo fluido y sincero; y una comunicación para la organización eficaz y eficiente. 

5. Y en el principio...

He dejado para el final de nuestro recorrido, lo que debe ser pensado desde el principio, antes de realizar cualquier acción o dinámica. Existen una serie de presupuestos que deben explicitarse siempre que se comienza un trabajo de grupo. Estos presupuestos servirán como brújula y marcarán un estilo o carisma propio, desde los cuales todas las acciones tomarán sentido. Digamos, en metáfora musical, que son las claves de lectura que le dan nombre a las notas.

Propongo por los menos tres opciones que deben pensarse, veamos cada una de ellas:



En el caso de los grupos cristianos, las Opciones Teológicas son los puntos de apoyo que le dan sustento al contenido a tratar en la reuniones de grupo:



Teniendo claridad de la imagen de Jesús, el modelo de iglesia y el tipo de ser humano, nuestro itenerarios formativos siempre irán en línea y coherencia procesual. 

Las Opciones Pedagógicas por su parte, hacen referencia a la escogencia de las  estrategias de acompañamiento que se le darán a cada miembro del grupo. Son las formas de acercamiento al grupo o las formas cómo acercar el contenido al grupo, por ejemplo: considerar siempre los procesos de crecimiento y aprendizaje individual, tener presente que los miembros del grupa provienen de ambientes y realidades específicas,  establecer los parámetros de  organización y acompañamiento del grupo...


Y al final las Opciones Metodológicas, es tener en cuenta que del universo de metodologías que existen se deben optar por aquellas que sean: inductivas, participativas y transformadoras. Ejemplos de estas metodologías pueden ser:


Para la ampliación del uso de estas metodologías, remito la lectura del capítulo correspondiente del libro de orientaciones para una pastoral juvenil latinoamericana en su última edición Civilización de Amor, Proyecto y Misión.  Pueden trabajarse las fichas de estudio del documento aquí.

6. Conclusión.

Este post, pudo haber sido la exposición de un montón de dinámicas a utilizar dentro de los encuentros con nuestros grupos, pero para ello existen mucho libros y portales de internet que ofrecen una batería de dinámicas muy buena y bien elaboradas. Pero mi intensión en un tanto más presuntuosa. Es llevar a la reflexión nuestras intervenciones como acompañantes de grupo. Resaltar el porqué hacemos lo que hacemos, cuál es la intensión y el sustento de nuestras acciones... Solo en la media que nuestras intervenciones pedagógicas sean reflexionadas y pensadas, nuestros grupos crecerán maduros y conscientes de que son agentes de cambio social.

Saludos!

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